Los diferentes tipos de innovación social

A menudo hablamos de innovación social como un concepto que engloba diferentes dimensiones y representaciones en el emprendimiento, y en los últimos años, se ha transformado en un foco de discusión global sobre qué realmente constituye comprometerse con la innovación social.

Por ello, es importante conocer las diferentes manifestaciones del concepto y las aproximaciones que un proyecto puede adoptar para innovar de esta forma: al observar los distintos tipos de innovación social podemos visualizar de que forma operan en la actualidad.

Para hacer las cosas menos confusas, nos vamos a basar en el informe “La Innovación Social en América Latina. Marco conceptual y agentes”, publicado por el Instituto de Innovación Social de ESADE en conjunto con el FOMIN, con el fin de aportar a la constante discusión sobre el sentido, el alcance y las formas de medición de la Innovación Social.

En primer lugar encontramos la Innovación Disruptiva. Se trata de aquella que ayuda a crear nuevos mercados y cadenas de valor y en el tiempo reemplaza la tecnología anterior con nuevos productos o servicios inesperados para los mercados.

Por otro lado la Innovación Abierta asume que las organizaciones deberían utilizar ideas externas e internas para llevar adelante sus productos y servicios. Este es un campo en desarrollo en la actualidad a través de plataformas para el diseño de productos, concursos de ideas y redes de innovadores.

El Sistema de producto-servicio, originado en el campo de las Teorías de la Información y Comunicación, es un modelo de negocios que ofrece soluciones para satisfacer necesidades a través de una combinación de servicios y productos. Es común que esto consista en la desmaterialización y la reducción del consumo, y se aplica sobre todo en el marco del consumo colaborativo.

En el caso de la Economía circular, se trata de un tipo de innovación basado en la circulación y la reutilización constante de nutrientes biológicos y tecnológicos. Inspirada en la ecología industrial, se propone establecer un sistema de recursos cerrado, a diferencia de la economía basada en sistemas de producción lineal.

Finalmente está la Economía colaborativa, que se ha convertido en un fenómeno transcultural en la actualidad y está basada en la redistribución de poder desde las instituciones centralizadas hacia las personas y las comunidades, en la cual el consumidor llega a ser coproductor, cocreador y redistribuidor.

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